El arte de crear nuevos colores

Para Mazda, el color es mucho más que un detalle visual: es un viaje emocional en busca de la esencia del movimiento, la tradición y la innovación.


Cada día, estamos rodeados de colores. Son tan omnipresentes que raramente nos detenemos a apreciarlos. Y, sin embargo, lo transforman todo. Un mundo sin color sería enormemente distinto. Más apagado, sin vida y sin esa intensidad que hace la vida tan fascinante. El color moldea nuestras emociones, influye en nuestras percepciones y le da al mundo un carácter único. Es parte indisoluble de nuestras experiencias diarias y enriquece nuestras vidas de innumerables maneras. Desde los relajantes tonos azules del mar hasta los mil matices de rojo que incendian los atardeceres.

En Mazda, el color es mucho más que una elección estética: es un componente vital de nuestra identidad de marca. Como explica Alena Gersonde, diseñadora sénior de colores y materiales, “Los colores nos permiten intensificar la conexión emocional con un producto”. Este planteamiento es la base del diseño de colores en Mazda. Cada tono es el resultado de un meticuloso proceso de creación que buscar forjar una conexión a un nivel profundo con los conductores y transforma cada coche es un compañero apreciado.

Mazda ha tenido siempre una fuerte conexión con los colores. Quizá su materialización más notable es el color Soul Red Crystal (ver el artículo La exaltación del rojo, el color de las emociones), un tono de rojo muy característico que se ha convertido en sinónimo de la pasión de Mazda por los diseños dinámicos. El tono Soul Red Crystal se introdujo en 2017. Se desarrolló como un elemento más de la filosofía de diseño Kodo de la marca, que se esfuerza por captar la belleza del movimiento. Para conseguirlo, hizo falta un proceso de pintura muy sofisticado, en el que cada capa de pintura cumple una función fundamental dentro del objetivo de crear un acabado vibrante, lleno de profundidad. Más allá del rojo, el desarrollo de cada tono de color es objeto de un proceso de reflexión, en el que la tradición y la innovación se dan la mano en forma de colores que cuentan una historia.

Inspiración de la tradición

El viaje que lleva desde el soplo de inspiración inicial hasta el color final de un coche es un proceso meticuloso para los diseñadores de colores y materiales que Mazda tiene en Europa. Todo empieza con un panel de inspiración o mood board, un collage de imágenes y materiales que evocan una determinada atmósfera o una paleta de colores. El equipo utiliza estos paneles para dar forma a sus ideas. Para ello, toma colores de distintas fuentes y explora cómo interaccionan entre sí los distintos tonos.

Los diseñadores están siempre a la caza de colores nuevos e innovadores. Por ejemplo, han utilizado técnicas basadas en oficios tradicionales para explorar la gama cromática de los azules. Su objetivo: encontrar una inspiración que, algún día, pueda plasmarse en algún modelo de Mazda. Dentro de este ejercicio exploratorio, estudiaron la técnica tradicional japonesa del aizome. El aizome es una técnica antigua que consiste en teñir tejidos con índigo natural y que da como resultado tonalidades azules profundas e intensas. Sin embargo, esta práctica es algo más que un método de colorear telas: es un ritual que celebra una técnica artesana que se hereda de padres a hijos, muy en la línea del lenguaje de diseño de Mazda.


Los miembros del equipo de desarrollo de colores se embarcaron en un viaje para redescubrir esta rica tradición. Se zambulleron en el proceso del aizome y tiñeron a mano distintos tejidos, experimentando con diferentes técnicas para obtener toda una gama de azules. Resultó ser una experiencia transformadora, ideal para reconectar con ese carácter manual, táctil incluso, del trabajo artesano, algo de lo que con frecuencia nos aleja la tecnología moderna.

“En estos tiempos en que vivimos, es fácil perder el contacto con la fabricación manual de los objetos —reflexiona Alena—, pero los colores y materiales que desarrollamos son reales, y están destinados a rodear y envolver a los conductores y pasajeros de nuestros coches. Por eso, trabajar con materiales reales refuerza el proceso de diseño”. No es la primera vez que Mazda bebe su inspiración de las técnicas tradicionales japonesas. Un magnífico ejemplo de ello fue su colaboración con Suzusan, una empresa textil y de diseño japonesa que ha resucitado el antiguo arte del shibori. Más información en Mazda x Suzusan

A partir de esta experiencia, el equipo de desarrollo de colores trasladó esos tonos de azules a distintas superficies de vehículos, para continuar explorando su aplicación a los coches. De este modo —y aunque todavía no se han aplicado a un vehículo completo—, estos tonos se han estudiado a fondo a la luz del innovador proceso Takuminuri de pintura en tres capas de Mazda, observando cómo se comportan sobre la superficie de un coche y cómo consiguen ese efecto tan deseable de brillo que parte del interior.

El azul índigo que surgió de este proceso es un color con una narrativa por detrás. Es un tono de carrocería que cuenta una historia en la que la tradición y la innovación se dan la mano, en la que el trabajo de los artesanos se fusiona con el diseño contemporáneo. Este matiz de azul está todavía en fase experimental, sí, pero promete convertirse en un color que cuenta una historia capaz de tocar la cuerda sensible. También captura la luz de una manera que produce sensaciones de movimiento y vitalidad incluso cuando el coche está parado, algo que materializa a la perfección la filosofía de diseño Kodo de Mazda.

El papel de la inspiración

Por más que la tradición y la innovación tengan papeles importantes en el desarrollo de colores, el equipo también vuelve constantemente la vista hacia el exterior, en busca de nuevas experiencias e influencias. Viajar es una parte esencial del proceso creativo. Durante la Semana del Diseño de Milán de 2024, los diseñadores de Mazda se sumergieron en un todo un mundo inspirador de materiales, texturas y tendencias. Estas experiencias en primera persona son fundamentales para que los diseños de Mazda sean siempre frescos y actuales, y para que las influencias internacionales se mezclen con las raíces japonesas de la marca.

El último resultado de esta exploración de las tendencias del diseño es el tono Melting Copper. Para obtenerlo, se mezclaron partículas metálicas de grano muy fino con una pequeña cantidad de pigmento negro, que aporta un equilibrio perfecto de brillo y profundidad. Este nuevo color está inspirado en el encanto intemporal del metal fundido y se ha estrenado con el Mazda CX-80, un SUV que combina a partes iguales solidez y elegancia.

Para Mazda, el color tiene un alcance que va mucho más del aspecto visual de un coche. Es un elemento más de su lenguaje emocional que llega al corazón de la marca y de sus clientes. Los diseñadores de Mazda beben del torrente de la artesanía japonesa, exploran las tendencias del diseño internacional y experimentan con sus propias manos, para crear colores que, además de bonitos, tengan un significado. Del mismo modo que el Soul Red Crystal representa la audacia y la pasión de Mazda, cada tono tiene detrás una historia que redondea la experiencia de conducción y establece una conexión emocional de por vida entre el conductor y su vehículo.