La ingeniería detrás del placer de conducir

Antes de ver la luz, cada Mazda debe superar una batería de pruebas sumamente estrictas; algunas de ellas, en la pista de pruebas de la central de la marca en Hiroshima, donde los ingenieros de Mazda afinan hasta el último detalle para conseguir una conducción inolvidable.


En Mazda, hay una misión que motiva a todo el mundo más que ninguna otra cosa: hacer realidad esa sensación de felicidad en estado puro que inunda de energía a cualquier conductor que se pone al volante de uno de sus coches. Es una sensación que conocen conductores —y pasajeros— de todo el mundo. Ha estado en la base de las innovaciones que Mazda ha ido introduciendo a lo largo de casi cien años y, todavía hoy, es un elemento fundamental del proceso de desarrollo de todos los nuevos modelos de la marca.

Esta filosofía singular tiene su mejor reflejo en los ingenieros de Mazda: cada uno en su disciplina, todos hacen lo inimaginable para que la experiencia de conducir resulte estimulante para cualquier conductor.

Uno de esos ingenieros es Masayoshi Kanei. Lleva 14 años en el equipo de desarrollo de Mazda y en ese tiempo ha hecho pruebas de conducción tanto de prototipos como de vehículos de desarrollo próximos a entrar en la fase de producción, como el híbrido enchufable Mazda CX-601.


Pero que a nadie se le ocurra llamarle “piloto de pruebas”.

La percepción de las prestaciones

“En Mazda, no nos llamamos a nosotros mismos pilotos de pruebas porque participamos en todas las fases del desarrollo, desde la planificación inicial hasta la aprobación de un modelo de producción listo para el lanzamiento”, explica. “Sí que es cierto que hacemos pruebas de conducción de muchos coches, que pasan por nuestro departamento para contrastar datos y evaluar sus características de conducción, su calidad y sus aptitudes para circular. Ahora bien, hay otra métrica esencial a la que en Mazda llamamos la sensación del comportamiento, que está más enfocada a la percepción humana de la aceleración y el movimiento del coche”.

Y continúa diciendo: “Yo estoy a cargo de la cadena cinemática. Colaboramos con otros ingenieros para discutir detalles como los reglajes del motor, la aceleración y la entrega de potencia”. Estos procesos se siguen utilizando para determinar la viabilidad de un diseño, incluso cuando el coche aún solo existe en la mesa de dibujo.

Una vez en la pista de pruebas, Kanei aguza todos sus sentidos para evaluar el comportamiento del vehículo. “Por ejemplo, cuando aceleras, tienes que ser capaz de medir y evaluar las variaciones más mínimas en aspectos como la fuerza g o los tirones que experimenta el cuerpo”, comenta. “Porque todos esos factores influyen enormemente en el modo en que el conductor percibe el coche”. De hecho, esos “tirones” son una magnitud vectorial que va variando a lo largo del tiempo con la aceleración. Mazda lo considera un parámetro clave para su innovación centrada en el ser humano.



“La sensación del comportamiento está enfocada en la percepción humana".

MASAYOSHI KANEI

Con todo y con eso, Kanei admite que los sentidos humanos son cruciales, pero no son perfectos. “Transmitimos nuestras valoraciones a los diseñadores, que las combinan con sus datos numéricos y utilizan toda esa información para refinar la cadena cinemática de modo que se comporte exactamente como desea el conductor”.

Lo mejor de dos tecnologías

Todo este proceso fue particularmente importante cuando Kanei trabajó en la cadena cinemática del CX-60 en versión PHEV con motor e-Skyactiv. “Un híbrido enchufable es un vehículo que combina las ventajas de un motor de combustión interna y de un coche eléctrico”, explica Kanei. Cuando tiene la batería cargada, circula en modo eléctrico y ahorra combustible. Y cuando quieres ir a una velocidad más alta por una vía más rápida, el coche pasa a utilizar el motor de combustión interna para entregar la potencia necesaria.

“Pero, a veces, da la sensación de que la aceleración es más lenta de lo que uno querría. Y otras, al contrario, parece que el motor de combustión entra en juego demasiado pronto. Ese es un problema común de los PHEV“, reconoce Kanei. Es esencial afinar esas transiciones entre el modo eléctrico y el de combustión, y no es fácil. Porque, al fin y al cabo, como dice Kanei, “Si el coche no reacciona como tú quieres, ¿no te asustas?”.

La versión híbrida enchufable del CX-60 trajo consigo nuevos retos, pero Kanei y su equipo estuvieron allí para resolverlos; y, finalmente, pusieron a punto una cadena cinemática PHEV con una conducción tan ágil como precisa. “No fue nada sencillo conseguir las características de conducción que buscamos en un Mazda, pero al final lo conseguimos”, dice Kanei con una sonrisa. En pocas palabras, Mazda creó un coche que se conduce tal y como desean sus clientes.

Dicho todo lo anterior, tampoco se puede negar que las pruebas de conducción son una parte importantísima del proceso de desarrollo, y Kanei les ha dedicado horas y horas. Desde las pistas de pruebas ultrasecretas de Mazda en Japón hasta las célebres autobahn alemanas. “Como participamos desde el principio, definimos nuestros propios parámetros y objetivos para la cadena cinemática, con el fin de garantizar que cada coche ofrezca el placer de conducir que buscamos”, afirma. “Y, durante las pruebas de conducción, tenemos que asegurarnos de que esos parámetros y objetivos se alcanzan sin falta. Con un híbrido enchufable y con cualquier otra motorización En las evaluaciones en pista de pruebas, el margen de error es muy estrecho”.

Preparados para todo

Así las cosas, Kanei y los demás ingenieros están sometidos a una presión máxima, pero saben soportarla. Kanei —que ha trabajado en modelos como el Mazda CX-30 y el reciente CX-60—, explica que Mazda tiene un sistema que prepara a sus ingenieros para cualquier tarea.

En concreto, un sistema perfectamente reglado que ayuda a que Kanei y sus compañeros adquieran las destrezas necesarias para hacer sus evaluaciones de forma objetiva, estable y, lo que es más importante, segura. Los nuevos fichajes empiezan por el nivel más bajo, en el que apenas se les permite explorar las impresionantes instalaciones de Mazda en Hiroshima, y van ascendiendo en una escala de cualificación hasta convertirse en conductores expertos, en condiciones de alcanzar “las velocidades máximas que se permiten en las pruebas de conducción”, como dice Kanei. Como corresponde a la mentalidad de Mazda, en la que el conductor es lo primero, en este caso el factor más importante es identificar qué es lo que mejor se adapta al usuario final.

“Mejorar continuamente es la única forma de avanzar.”

MASAYOSHI KANEI

Las diferencias de capacidad entre los novicios y los expertos son muy notables. “Cuando hacemos una prueba de conducción, tenemos que evaluar el comportamiento del coche con precisión, independientemente de las condiciones. Si no puedes hacer eso, el equipo de desarrollo no considerará que tus evaluaciones son legítimas o fiables”, continúa Kanei.

La facilidad de conducción a distintas velocidades es una métrica clave del comportamiento de un coche. Cuando uno ve a Kanei probar distintos modelos a velocidades de vértigo en toda clase de terrenos, como tramos rectos con el firme seco y curvas en húmedo, es fácil entender por qué Mazda utiliza un sistema de licencias tan estricto. Para garantizar que cada coche ofrezca placer de conducción en todo momento, incluso cuando se le pide lo máximo. Y para que este equipo de profesionales rebosantes de talento haga su trabajo con la máxima seguridad.

Mirando al futuro

Antes de que Mazda le llamara para unirse a su equipo, Kanei había estudiado los entresijos del desarrollo de motores de altas prestaciones en la universidad. Cuando le preguntamos cuál es el modelo que más le ha gustado probar hasta ahora, contesta sin dudar: “Siempre, el último en el que he trabajado. Hoy día, la tecnología avanza rápidamente y sin parar. Siempre hay un nuevo reto por delante y, para afrontarlo, hay que ser un ingeniero cada vez mejor, y eso es algo muy motivador para mí”.

“No me cabe duda de que el próximo modelo en el que trabaje nos planteará retos nunca vistos, y me parece fantástico, porque nuestra labor no tiene fin”, remacha. “Mejorar continuamente es la única forma de avanzar”.